Cada día parece más evidente que deberíamos pararnos a pensar cuánto nos toca aprender de los instintos animales, que si bien queremos justificarnos discutiendo que carezcan de sentimientos, son un ejemplo que deberíamos tener en cuenta si de verdad pretendemos caminar por la vida con la sensación de hacer el bien a este mundo.
Son muchas las situaciones en las que hemos tenido la suerte de ver la habilidad de un animal, recién habido parido, cuidando de sus crías. Pero hay historias que merecen especial mención. Y lo que es más alarmante es que esas historias hacen poner en duda si realmente somos nosotros los que tendríamos que llevar la correa de la mano e incluso todavía sorprende que sean nuestras mascotas las que nos dan constantemente verdaderas lecciones ante la vida.
La historia de Capitán se remonta a 2007, cuando Miguel se presentó en casa con un simpático perrillo con intención de darle una sorpresa a su hijo Damián, que lo acogió y lo cuidó con enorme cariño.
Sin embargo, el destino les tenía guardada una mala noticia una semana después, cuando Miguel perdiera la vida.
Unido al profundo dolor de la pérdida de su padre, Damián también tuvo que soportar la pérdida de Capitán, que se escapó de casa para no volver ese día, ni al siguiente ni al otro.
Anduvo perdido en la oscuridad de la noche de la ciudad de Carlos Paz, en Cordoba, Argentina, durante varias semanas. Algo que por desgracia estamos acostumbrados a ver constantemente. Perros abandonados, familias que se desentienden de sus mascotas, y es por eso por lo que su presencia por las calles, solo y perdido tampoco llamara la atención de sus vecinos.
Pero lo grande de esta historia es cuando semanas después, la viuda y el hijo de Miguel se lo encontraron tumbado junto a la tumba de su dueño.
Hoy, siete años después, no hay un solo día que Capitán no haga la ronda con Héctor, el director del cementerio.Y todos los días, cuando el hombre se marcha a las seis de la tarde, el perro camina hasta el fondo y se duerme a los pies de su amo.
Y es que el amor que pueden llegar a demostrar los animales nos supera. Hoy es la historia de Capitán, pero también ha sido famosa la historia de Canelo en Cadiz, que ha estado esperando durante años la salida de su dueño a la puerta del Hospital donde falleciera. Y serán muchos los ejemplos de agradecimiento animal que no hayan trascendido a los medios. A lo mejor deberíamos aplicarnos un poquito y aprender de todos ellos, que probablemente puedan enseñarnos mucho.
Va desde aquí un pequeño homenaje a todos esos “bichillos” que siempre permanecen a nuestro lado en nuestros peores momentos.
Y ojalá queramos cuidar de ellos mientras podamos. Y aprender a vivir como ellos, sin rencores ni odios ni limitaciones de ningún tipo, que no hacen más que bloquear nuestra verdadera aspiración en la vida: dar lo mejor de nosotros mismos. Sirva como reflexión final la historia de Faith, esta admirable criatura que nació sin patitas delanteras y que no podría haberse llamado de otra manera, porque su vida resulta un verdadero ejemplo de Fe y superación.